Adiós a la coleta

Después de más de un año sin entradas de actualidad en el blog, qué mejor manera de reanudarlas que felicitándonos por la retirada de Pablo Iglesias. ¡Qué gran noticia!

Tiene muchos aspectos positivos. El más evidente es que lo perdemos de vista. Iglesias era, -es-, un mal tipo para la convivencia. Su única intención era acabar con el sistema, sin aportar nada a cambio. Y su método la confrontación, la crispación, la cancelación del otro y el odio. No es el único personaje que tenemos así, pero sin duda es el más relevante, pues tiene unas impresionantes capacidades comunicativas y de movilización y si hubiera sido listo y trabajador creo que nos podría haber metido a todos en un buen problema. Me refiero a un problema todavía mayor del que ya ha contribuido a crear, con un gobierno de la Nación aliado con extremistas y separatistas. Pero se ha ido, y los que quedan no tienen ni esas dotes de reclutamiento, ni ese odio al sistema. No son más que esa extrema izquierda que ya teníamos de siempre y que realmente es útil para la convivencia, como han demostrado Carmena, Colau e incluso Errejón en Madrid.

No es su retirada el único efecto positivo. Uno menos evidente pero tanto más importante es que el declive y la caída de Pablo Iglesias es oportunamente revelador de la mentira populista: Pablo Iglesias ha ido desandando todo su camino populista, desmontando todos los lugares comunes y mitos de su demagogia: el odio al rico en el que él mismo se ha convertido, la categoría de casta y las puertas giratorias que tan cómodamente ha asumido, la corrupción del poder que tanto le ha afectado a él y a su entorno (la cuidadora de sus hijos, Neurona, financiación irregular de Irán y Venezuela, gastos electorales sin justificar, …) , las cloacas del Estado con las que se han mimetizado el gobierno y él (caso Dina, acceso al CNI, camorristas a sueldo, …), la burocracia y la incompetencia, de las que Sánchez y él son máximos exponentes en la gestión de la pandemia y la protección de los mayores en residencias. Todo. Ningún guionista de Hollywood hubiera imaginado un relato tan perfecto de decadencia del villano.

Y no acaba aquí la dicha. Con todo lo reconfortantes que son estos efectos de la caída de este crispador profesional, el más transcendental es menos obvio y tiene que ver con el progreso de la democracia y la solidez de nuestro sistema. Todo sistema político se basa en dos elementos fundamentales: quién tiene el poder de decisión (el dictador o el pueblo) y qué límites tiene ese poder (derechos fundamentales, derechos de las minorías, etc…). Nuestro sistema de democracia dentro de la Ley tiene evidentes carencias, y durante la pandemia hemos visto con crudeza la mayor de ellas, que es la dificultad de hacer buena gestión. Pero su gran virtud lo supera todo: la garantía de convivencia. Sí, en los últimos años las democracias occidentales están siendo ferozmente atacadas desde dentro y desde fuera por los extremismos y los particularismos: el populismo demagógico, ya sea el simplón de Trump o el malintencionado de Iglesias y Monedero, los extremismos de izquierda y derecha y las políticas identitarias, ya sean de género, de raza, de religión o nacionalistas (en España las tenemos todas, somos así de guais). Pero esto no es novedad. Los fundamentalismos y nacionalismos siempre han existido. La demagogia y el odio siempre han movilizado. Cíclica y periódicamente se levantan movimientos revolucionarios y antisistema. ¿Qué diferencia entonces los movimientos pasados a los presentes? La diferencia entre los extremismos y nacionalismos pasados y actuales no está en la esencia de éstos, igual de reaccionaria y particularista siempre, sino en la reacción que se tiene frente a ellos y el método de desactivarlos. Ahora la democracia y la Ley acaban con ellos, los amansan, tamizan e integran en el sistema. Sin violencia. Sin afectación grave de la convivencia. A pesar de lo descorazonador que resulta comprobar que todavía hoy seguimos con fundamentalismos; y del desgaste personal e institucional que suponen, cualquier observador histórico reparará sin duda en el descomunal avance que supone enfrentarse a ellos con el daño mínimo a la convivencia con que ahora los afrontamos: sin violencia fuera de la Ley y con máximas garantías a los derechos individuales y de las minorías. Lo vimos con la tentativa de secesión catalana y lo vemos ahora con el ataque bolivariano que hemos sufrido de manos de Iglesias y compañía. Y hemos superado ambos retos. Sin sangre, sin violencia grave. El caso del independentismo es muy representativo: los propios antecedentes en los que ellos anclan su supuesta nación son violentos y cruentos. Hasta hoy. Estamos, a mi juicio, ante una gran victoria de la democracia en la Ley y ante un avance histórico sin precedentes: los retos a los que nos hemos enfrentado han sido grandes y difíciles, y los hemos salvado sin quebranto grave de la convivencia.

Un último apunte para escépticos: sí, Carmena, Colau y similares son necesarios para la convivencia. Ellos dan voz dentro del sistema a extremos y desafectos que fuera de él son peligrosos. Así Bildu, Podemos, ERC, VOX y otros extremismos y particularismos, (ojo que no todos son igual de perniciosos y vergonzantes, pero todos comparten esa llamada al sentimiento y a la víscera tan opuesta a la convivencia pacífica), representan y encauzan movimientos que necesitan manifestarse y que, si no lo hacen dentro del sistema, encontrarán la manera de hacerlo fuera. Especialmente importantes son Carmena y Colau, pues el 15-M sigue existiendo. Los problemas que puso de manifiesto existen y hay que abordarlos de verdad: son las grandes disfunciones de gestión que genera la democracia y que todos sufrimos en mayor o menor medida. Su solución nos llevará a la Democracia 2.0. Este es el gran proyecto que tenemos en frente pero que la reincidencia de los fundamentalismos no nos dejan encarar. Podemos ha sido el gran traidor del 15-M: el fantasma del pasado que nos ha impedido entrar en la democracia del siglo XXI.

 

Una respuesta a “Adiós a la coleta”

  1. J.M.16/05/2021 en 6:58 pmRespuesta

    Un análisis brillante.

Dejar un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.