Mi segundo viaje a la India de Vicente Ferrer

«…el pueblo hindú es el más querible, más dulce y manso que se pueda conocer«. Pier Paolo Pasolini. El Olor de la India. 1996.

He vuelto a Anantapur, a poner la primera piedra de un proyecto de construcción de 23 casas en Kalluru, destinadas a las familias más desfavorecidas del país y que en pleno siglo XXI siguen malviviendo en chabolas como hace mil o dos mil años. Es un proyecto de la Fundación Vicente Ferrer, que está siendo financiado por familias y empresas mallorquinas a las que he tenido el honor/privilegio/suerte de involucrar en él.

Anantapur es un estado rural y desértico en el centro-sur de la India. La pobreza del mundo rural es espeluznante y la obra de Vicente Ferrer y su familía simplemente magnífica. Mediante su trabajo directo y mediante el estímulo que su mera existencia ha generado en la gente y en las autoridades, Anantapur ha pasado en 50 años del más profundo subdesarrollo a ser un estado en vías de desarrollo y, lo que es más importante, con esperanza en su futuro. Es maravilloso ser parte de este proyecto.

Pero lo que realmente me encanta de la India son los colores. Los colores brillantes de los saris impolutos que llevan siempre las mujeres indias. Los colores suaves de las flores que cultivan y regalan como objeto de máxima veneración. Los colores vívidos de las especias y comidas que preparan. Los colores tan llamativos con los que adornan todos sus coches y camiones. Los colores alegres de las figuras fascinantes de sus dioses. Hasta ese blanco cristalino de las dentaduras siempre sonrientes de los jóvenes indios. Y, entre tanto color, el bullicio. Siempre hay bullicio en la India. Es un bullicio ensordecedor, pero amable y respetuoso, que retrata como nada a ese pueblo intensamente vivo y a la vez intensamente manso, que aborrece de la violencia y que acepta esa existencia multitudinaria que es su esencia misma.

La India no es solo otro país, no es solo otra cultura. Es otra civilización radicalmente diferente a la nuestra, distinta desde las más profundas raices de su humanidad. Hay que conocerla.

Os adjunto unas fotos.

Foto 1. Las casas antes y después.

Foto 2. Inaugurando una de las casas.

Foto 3. Panel de colaboradores.

Foto 4. India: calles sucias, pocos medios, estrechez, pero ¡dignidad y alegría!

Foto 4. Con una de las familias que reciben casa.

Fotos 5 y 6. En el hogar de niñas con SIDA.

Foto 7. En el hogar de niños con parálisis cerebral.

Foto 8. Con la familia de Hemant, nuestro apadrinado.

Resto: Colores de la India

 

2 Respuestas a “Mi segundo viaje a la India de Vicente Ferrer”

  1. Jose Ibañez Sanchez05/03/2019 en 8:29 amRespuesta

    Queda demostrado, que el corazón sirve para algo más que hacer circular la sangre por el cuerpo humano.
    Mi más cariñosa enhorabuena a todos los miembros de la fundación Vicente Ferrer, así como las personas y grupos hermanados, más asociaciones y empresas colaboradoras.
    Besos de Pepe y Justa; miembros de Els Magnifics del Sagrat Cor.

  2. Anónimo05/03/2019 en 8:58 amRespuesta

    Precioso.

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